El futuro, la evolución y la soledad amorosa de un hombre inmerso en una vida común. Her es una película que narra una situación que pocas veces se había abordado en el cine, pero a la vez, una de las temáticas más usuales: El amor de un hombre con una máquina, de la que solo percibe su voz. Este de veras es un guión original, del que se debe resaltar la fotografía, pues sus imágenes y tonalidades son una caricia para los espectadores.
Joaquin Phoenix interpreta a Theodore, un tipo tímido, que parece apreciar más la vida cuando consigue esa compañía ilimitada pero impalpable, esa idea de pareja, que le habla, que lo satisface y que hace que sus amigos lo miren con desconcierto.
Samantha, la voz encantadora, es interpretada por Scarlett Johansson, un plus para el público masculino, que aunque no la verá, podrá apreciarla desde una perspectiva diferente, tal y como lo hace el protagonista.
Actuaciones convincentes, una estética impecable y una historia que llama la atención, escrita por Spike Jonze, que también está nominado. Sin embargo, la lentitud de la trama afecta la historia, que se torna monótona, debido a las situaciones que plantea, pero que son similares a lo que ocurriría en la vida real en una relación.
Un ejemplo de que el amor inicia en la lengua y no en los ojos, y de que un buen ritmo lo hace más ameno, ya que la monotonía cansa, al igual que en las películas.
Joaquin Phoenix interpreta a Theodore, un tipo tímido, que parece apreciar más la vida cuando consigue esa compañía ilimitada pero impalpable, esa idea de pareja, que le habla, que lo satisface y que hace que sus amigos lo miren con desconcierto.
Samantha, la voz encantadora, es interpretada por Scarlett Johansson, un plus para el público masculino, que aunque no la verá, podrá apreciarla desde una perspectiva diferente, tal y como lo hace el protagonista.
Actuaciones convincentes, una estética impecable y una historia que llama la atención, escrita por Spike Jonze, que también está nominado. Sin embargo, la lentitud de la trama afecta la historia, que se torna monótona, debido a las situaciones que plantea, pero que son similares a lo que ocurriría en la vida real en una relación.
Un ejemplo de que el amor inicia en la lengua y no en los ojos, y de que un buen ritmo lo hace más ameno, ya que la monotonía cansa, al igual que en las películas.
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