Dice el viejo adagio popular que todo muerto es bueno, quizás, porque en medio de la tristeza, familiares o amigos tratamos de magnificar los valores, talentos, alegrías o los recuerdos vividos al lado de aquel que debemos despedir para siempre.
Pero cuando evitamos caer en las trampas de la nostalgia, y logramos recordar -dejando a un lado los sentimientos- podemos llegar a entender que, muchas veces, solo estamos tratando de revivir una pequeña alegría o manifestando inconscientemente un sentimiento de culpa por no haber compartido o valorado lo suficiente a esa persona.
Aunque a veces, también llega el desencanto, los hechos concretos nos ayudan a bajar del pedestal a quien veíamos casi perfecto.
Pues bien, eso justamente me pasó con Robin Williams, luego de volver a ver algunas de sus películas. Mi infancia -vivida en la década del 90'- recibió un golpe letal y siento que el hombre de sonrisa amplía y ojos vivaces solo era un espejismo, un personaje que reaparecía en cada película.
Hook, el regreso del Capitán Garfio (1991)
Director: Steven Spielberg
“Peter Banning (Robin Williams) es un afamado abogado que solo vive para su profesión. Sin embargo, cuando sus hijos son secuestrados, se entera de que en realidad es Peter Pan y, que para poder rescatarlos, debe enfrentarse a su archienemigo el temible Capitán Garfio (Dustin Hoffman). En el País de Nunca Jamás, con la ayuda de Campanita (Julia Roberts) y la pandilla de Niños Perdidos, debe recuperar la magia de su corazón y así poder rescatar a su familia”.
Cualquiera podrá pensar que Williams era el actor ideal para interpretar al niño que no quería crecer, por su carácter simpático y jovial, que hasta podría catalogarse de inmaduro. Pero en Hook no logra convencer, porque precisamente el personaje era todo lo contrario, y es que el guión plantea una segunda parte de la historia original donde Pan se ha olvidado de volar, de Campanita y del País de Nunca Jamás, y eso no lo muestra Williams.
A pesar de un par de escenas, donde el director intenta mostrar una carga dramática en la relación que Banning sostiene con su esposa y sus hijos, no hay tal choque de emociones, ya que Williams se ve en la pantalla como un padre afectuoso y entregado -por más que finja trabajar, alce la voz y frunza el ceño-, es más, desde los primeros minutos el espectador puede advertir cuál va ser la lección que aprenderá el personaje.
e la película vale la pena destacar la actuación de Dustin Hoffman quien sabe evidenciar el dilema de Garfio al darse cuenta que no podrá tener su gran guerra porque el único enemigo digno ha perdido el valor para enfrentarlo.
Para olvidar la actuación de Julia Roberts como Campanita, que le mereció una nominación a los premios Razzie -que se le otorgan a lo peor del cine-, aunque se ve opacada por la falta de carisma de los Niños Perdidos que, en lugar de ser entrañables, resultan detestables.
Jumanji (1995)Director: Joe Johnston
“Alan Parrish queda atrapado en la jungla durante 25 años por un juego de mesa mágico muy antiguo llamado Jumanji. Cuando, por fin, es liberado por dos niños, debe tratar de sobrevivir ante una serie de acontecimientos fantásticos. Una aventura extraordinaria que solo podrá culminar en el momento en que alguien gane el juego”.
Si Peter Pan era el niño que no quería crecer, a Alan Parrish le tocó crecer a las malas. A sus escasos 11 años, se vio obligado a vivir entre fieras, a cazar leones, a huir de cazadores y a pelear contra anacondas, pero nada de eso cambió la expresión en el rostro del actor, ni siquiera el conflicto planteado entre Alan y su padre generó un gestó dramático. Es más, ni con el aspecto de cavernícola se vio rudo.
Pero bueno, digamos que eso y las inconsistencias del guión son permitidas por tratarse de una comedia familiar, entretenida y ligera, que bien se puede preferir en una tarde de domingo lluvioso.
Para detestar las tramas alternas de la película, como los monos dañinos, el policía que quiere reivindicarse o la tía de los niños, que no aportan y en lugar de ser divertidas le quitan ritmo.
Buenos días Vietnam (1987)
Director: Barry Levinson
“Durante la Guerra de Vietnam, Adrian Cronauer (Robin Williams), un disc-jockey de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, llega a Saigón para entretener a los soldados desplegados en Vietnam. Al principio todo es diversión, pero poco a poco los jefes se darán cuenta de que sus comentarios acerca de la guerra no son políticamente correctos. Entonces deciden expulsarlo y enviarlo de nuevo a su hogar, mientras que en la radio están compañeros que no dan la talla y no gustan tanto como él”.
No todo podía ser tan malo. Buenos Días Vietnam es una película entretenida, políticamente incorrecta; donde Williams evidencia su pasado como comediante y se apropia de la pantalla y del micrófono de la emisora para generar decenas de personajes y contar chistes divertidos que atacan al sistema de la época.
Quizás Cronauer es su más auténtica interpretación, pero William no necesitaba esforzarse para improvisar y ejecutar sus irreverencias. Es más me atrevo a decir que, con el paso del tiempo uno entiende que es el mismo personaje, con pequeñas variaciones, con el que se repitió en sus demás cintas.
Pero bueno, igual se ganó el Globo de Oro como mejor actor de comedia, aunque también es una lástima que la película se haya quedado tan corta al momento de explorar profundamente los dramas que se generan alrededor del conflicto central. El desenlace es bueno, pero hubiera dado para mucho más.
Pero cuando evitamos caer en las trampas de la nostalgia, y logramos recordar -dejando a un lado los sentimientos- podemos llegar a entender que, muchas veces, solo estamos tratando de revivir una pequeña alegría o manifestando inconscientemente un sentimiento de culpa por no haber compartido o valorado lo suficiente a esa persona.
Aunque a veces, también llega el desencanto, los hechos concretos nos ayudan a bajar del pedestal a quien veíamos casi perfecto.
Pues bien, eso justamente me pasó con Robin Williams, luego de volver a ver algunas de sus películas. Mi infancia -vivida en la década del 90'- recibió un golpe letal y siento que el hombre de sonrisa amplía y ojos vivaces solo era un espejismo, un personaje que reaparecía en cada película.
Hook, el regreso del Capitán Garfio (1991)
Director: Steven Spielberg
“Peter Banning (Robin Williams) es un afamado abogado que solo vive para su profesión. Sin embargo, cuando sus hijos son secuestrados, se entera de que en realidad es Peter Pan y, que para poder rescatarlos, debe enfrentarse a su archienemigo el temible Capitán Garfio (Dustin Hoffman). En el País de Nunca Jamás, con la ayuda de Campanita (Julia Roberts) y la pandilla de Niños Perdidos, debe recuperar la magia de su corazón y así poder rescatar a su familia”.
Cualquiera podrá pensar que Williams era el actor ideal para interpretar al niño que no quería crecer, por su carácter simpático y jovial, que hasta podría catalogarse de inmaduro. Pero en Hook no logra convencer, porque precisamente el personaje era todo lo contrario, y es que el guión plantea una segunda parte de la historia original donde Pan se ha olvidado de volar, de Campanita y del País de Nunca Jamás, y eso no lo muestra Williams.
A pesar de un par de escenas, donde el director intenta mostrar una carga dramática en la relación que Banning sostiene con su esposa y sus hijos, no hay tal choque de emociones, ya que Williams se ve en la pantalla como un padre afectuoso y entregado -por más que finja trabajar, alce la voz y frunza el ceño-, es más, desde los primeros minutos el espectador puede advertir cuál va ser la lección que aprenderá el personaje.
e la película vale la pena destacar la actuación de Dustin Hoffman quien sabe evidenciar el dilema de Garfio al darse cuenta que no podrá tener su gran guerra porque el único enemigo digno ha perdido el valor para enfrentarlo.
Para olvidar la actuación de Julia Roberts como Campanita, que le mereció una nominación a los premios Razzie -que se le otorgan a lo peor del cine-, aunque se ve opacada por la falta de carisma de los Niños Perdidos que, en lugar de ser entrañables, resultan detestables.
Jumanji (1995)Director: Joe Johnston
“Alan Parrish queda atrapado en la jungla durante 25 años por un juego de mesa mágico muy antiguo llamado Jumanji. Cuando, por fin, es liberado por dos niños, debe tratar de sobrevivir ante una serie de acontecimientos fantásticos. Una aventura extraordinaria que solo podrá culminar en el momento en que alguien gane el juego”.
Si Peter Pan era el niño que no quería crecer, a Alan Parrish le tocó crecer a las malas. A sus escasos 11 años, se vio obligado a vivir entre fieras, a cazar leones, a huir de cazadores y a pelear contra anacondas, pero nada de eso cambió la expresión en el rostro del actor, ni siquiera el conflicto planteado entre Alan y su padre generó un gestó dramático. Es más, ni con el aspecto de cavernícola se vio rudo.
Pero bueno, digamos que eso y las inconsistencias del guión son permitidas por tratarse de una comedia familiar, entretenida y ligera, que bien se puede preferir en una tarde de domingo lluvioso.
Para detestar las tramas alternas de la película, como los monos dañinos, el policía que quiere reivindicarse o la tía de los niños, que no aportan y en lugar de ser divertidas le quitan ritmo.
Buenos días Vietnam (1987)
Director: Barry Levinson
“Durante la Guerra de Vietnam, Adrian Cronauer (Robin Williams), un disc-jockey de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, llega a Saigón para entretener a los soldados desplegados en Vietnam. Al principio todo es diversión, pero poco a poco los jefes se darán cuenta de que sus comentarios acerca de la guerra no son políticamente correctos. Entonces deciden expulsarlo y enviarlo de nuevo a su hogar, mientras que en la radio están compañeros que no dan la talla y no gustan tanto como él”.
No todo podía ser tan malo. Buenos Días Vietnam es una película entretenida, políticamente incorrecta; donde Williams evidencia su pasado como comediante y se apropia de la pantalla y del micrófono de la emisora para generar decenas de personajes y contar chistes divertidos que atacan al sistema de la época.
Quizás Cronauer es su más auténtica interpretación, pero William no necesitaba esforzarse para improvisar y ejecutar sus irreverencias. Es más me atrevo a decir que, con el paso del tiempo uno entiende que es el mismo personaje, con pequeñas variaciones, con el que se repitió en sus demás cintas.
Pero bueno, igual se ganó el Globo de Oro como mejor actor de comedia, aunque también es una lástima que la película se haya quedado tan corta al momento de explorar profundamente los dramas que se generan alrededor del conflicto central. El desenlace es bueno, pero hubiera dado para mucho más.
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