Nightcrawler o Primicia mortal es la historia de Lous Bloom (Jake Gyllenhaal), un tipo desequilibrado, manipulador y obsesivo, que descubre que la sangre puede ser un gran negocio.
Cada noche, se dedica a monitorear las frecuencias de radio de la Policía de Los Ángeles, para tener las primicias de muerte, tragedia, robo y asalto, que puedan ser vendidas a una estación de televisión decadente, cuya emisión nocturna de noticias es dirigida por una veterana periodista llamada Ninna (Rene Russo).
Gracias a un inusual espíritu emprendedor, Bloom comprende rápidamente que el muerto vende, que entre más cruenta y macabra es la imagen más espectadores logra, que es necesario mostrar el horror de la violencia urbana como único elemento de la información, sin necesidad de analizar el contexto o medir las consecuencias de cada plano. Así, se convierte en un auténtico mercader del sensacionalismo, que sufre cuando llega tarde a una tragedia, que acomoda las víctimas para captar una mejor secuencia y que no le importa retener datos valiosos con tal de tener primero la noticia.
Su determinación es tal, que logra contagiar a Ninna. Russo ejecuta una convincente interpretación de una mujer que se deja seducir por la exclusiva, por el lado oscuro del manejo de la información y que ve en el amarillismo una manera efectiva de elevar los niveles de audiencia, manipular las masas y conservar su empleo.
Nightcrawler, que se presentó en el Festival Internacional de Cine de Toronto del 2014, en la sección de ‘Presentaciones Especiales’, y que está nominada en los próximos premios Oscar en la categoría de mejor guión original, pone en evidencia qué tan bajo puede caer el periodismo cuando lo que prima es la exclusiva y no la verdad, cuando los escrúpulos se reemplazan con dinero, es decir, es una crítica acertada a la profesión y una profunda reflexión para todos los que se dedican al oficio.
Para destacar la actuación de Jake Gyllenhaal, que a partir de su postura, forma de caminar, mirar y vocalizar da vida al personaje enigmático y calculador que el guionista construyó. Es una lástima, una injusticia que no haya sido nominado en la categoría de Mejor Actor para la próxima entrega de los premios de la Academia norteamericana, porque en la medida que avanza el metraje el espectador descubre a un tremendo antihéroe que es capaz de convencer a cualquiera que lo que hace está bien.
En cuanto a la dirección de Dan Gilroy (ópera prima), la combinación de planos cortos con la paleta de tonos oscuros, consigue transmitir una atmósfera sombría, dejándole claro al espectador que la vida es injusta, que en la naturaleza del ser humano prima el interés particular y que la verdad es tan incierta y relativa como un camino lóbrego y olvidado que conduce a un destino perdido en medio de la noche.
Cada noche, se dedica a monitorear las frecuencias de radio de la Policía de Los Ángeles, para tener las primicias de muerte, tragedia, robo y asalto, que puedan ser vendidas a una estación de televisión decadente, cuya emisión nocturna de noticias es dirigida por una veterana periodista llamada Ninna (Rene Russo).
Gracias a un inusual espíritu emprendedor, Bloom comprende rápidamente que el muerto vende, que entre más cruenta y macabra es la imagen más espectadores logra, que es necesario mostrar el horror de la violencia urbana como único elemento de la información, sin necesidad de analizar el contexto o medir las consecuencias de cada plano. Así, se convierte en un auténtico mercader del sensacionalismo, que sufre cuando llega tarde a una tragedia, que acomoda las víctimas para captar una mejor secuencia y que no le importa retener datos valiosos con tal de tener primero la noticia.
Su determinación es tal, que logra contagiar a Ninna. Russo ejecuta una convincente interpretación de una mujer que se deja seducir por la exclusiva, por el lado oscuro del manejo de la información y que ve en el amarillismo una manera efectiva de elevar los niveles de audiencia, manipular las masas y conservar su empleo.
Nightcrawler, que se presentó en el Festival Internacional de Cine de Toronto del 2014, en la sección de ‘Presentaciones Especiales’, y que está nominada en los próximos premios Oscar en la categoría de mejor guión original, pone en evidencia qué tan bajo puede caer el periodismo cuando lo que prima es la exclusiva y no la verdad, cuando los escrúpulos se reemplazan con dinero, es decir, es una crítica acertada a la profesión y una profunda reflexión para todos los que se dedican al oficio.
Para destacar la actuación de Jake Gyllenhaal, que a partir de su postura, forma de caminar, mirar y vocalizar da vida al personaje enigmático y calculador que el guionista construyó. Es una lástima, una injusticia que no haya sido nominado en la categoría de Mejor Actor para la próxima entrega de los premios de la Academia norteamericana, porque en la medida que avanza el metraje el espectador descubre a un tremendo antihéroe que es capaz de convencer a cualquiera que lo que hace está bien.
En cuanto a la dirección de Dan Gilroy (ópera prima), la combinación de planos cortos con la paleta de tonos oscuros, consigue transmitir una atmósfera sombría, dejándole claro al espectador que la vida es injusta, que en la naturaleza del ser humano prima el interés particular y que la verdad es tan incierta y relativa como un camino lóbrego y olvidado que conduce a un destino perdido en medio de la noche.
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