The theory of everything narra un breve fragmento de la vida del reconocido científico Stephen Hawking, cuenta cómo el joven brillante se transforma en genio, mientras se enfrenta a la enfermedad que lo condena a una silla de ruedas y por la cual le han pronosticado dos años de vida.
La cinta, dirigida por James Marsh, es ante todo, una historia de amor, el relato de cómo Hawking (Eddie Redmayne) descubre a su primera esposa Jane (Felicity Jones) y, entre ambos, comprueban que, más allá de las respuestas a las preguntas más importantes del universo, hay misterios insondables, como el big bang que se experimenta al ver los ojos de la persona amada o cómo la singularidad del tiempo y del espacio cambia con un beso.
El relato biográfico, nominado en la categoría de Mejor Película en los premios Oscar 2014-2015, se mueve a un buen ritmo, que engancha fácilmente, por medio de una acertada puesta en escena y una fotografía impecable que logran que el espectador viaje en el tiempo en las diferentes etapas de la vida de los protagonistas.
Sin embargo, lo más destacable del film es la fuerza interpretativa de sus dos personajes principales, especialmente Redmayne -probable ganador de la categoría al Mejor Actor-, el joven británico tiene la casta de sir Laurence Olivier, Peter O’toole, Anthony Hopkins y todos los más grandes del Reino Unido.
Ese talento lo demuestra en cada secuencia, desde el preciso momento en que Hawking se percata que no puede sostener una taza de café en sus manos pero trata de asirse a la mujer de su vida con toda la fuerza de su alma.
Pero el clímax de su actuación se da cuando la enfermedad ha reducido al científico a la mínima expresión física, y ni siquiera cuenta con la voz para comunicarse, ahí Redmayne logra que el gesto, inexpresivo por la parálisis, refleje el dilema de su existencia y la genialidad de su mente.
Por su parte, Felicity Jones pone en escena a una mujer sacrificada que ama pero sufre, que trata de resistir ante la adversidad pero, al final, saca a relucir la debilidad de la naturaleza humana.
La teoría del todo, como se conoce en el mundo hispano, pierde fuerza en su desenlace, quizás porque su conflicto principal se resuelve de una manera apresurada y porque los actores secundarios no están a la altura de los protagonistas, aun así, es una buena película, especialmente para aquellos que alguna vez han pensado que existe una fórmula física para la vida, una ecuación matemática para resolver la probabilidad de la felicidad, una hipótesis sobre los misterios del amor o una teoría para explicarlo todo.
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