No hay un frío superior al que resguarda un hombre que lo ha perdido todo. Temperaturas bajo cero que arrancan de raíz cualquier sentimiento de reconciliación y que inundan de venganza el pensamiento, desatando el deseo más puro de supervivencia para cumplir un objetivo.
El mismo frío es el que enfrentan los espectadores de El Renacido, la más reciente película de Alejandro G. Iñárritu, que, en un poco más de dos horas, congela cualquier intención de mirar hacia otro lado, revelando el salvajismo del hombre, y el poder de la fotografía en el cine, que logra trasladarnos al más crudo de los inviernos, con la única opción de matar para sobrevivir.
Y es que las imágenes que componen esta película son tan bien logradas, que la lentitud de los hechos pasa a un segundo plano; el público queda inmerso en el paisaje y en la situación compleja que vive el personaje principal, hecho que lo deja expectante hasta que aparecen los créditos.
La luz natural, única utilizada, genera la incertidumbre de la noche en el campo de batalla, donde es desconocido qué pasará y qué tan segura es la zona recorrida. El viento frío, la neblina, la sangre y el aliento llegan hasta el lente de la cámara, impactando las narices congeladas de quienes miran atónitos la pantalla en el cine.
El dolor es otro elemento abordado con dureza, sin ningún intento de eufemismo visual, que traslada el sufrimiento físico de los personajes a los cuerpos de quienes están viendo la cinta.
Justamente eso es lo que logra Leonardo Dicaprio con su interpretación, en la que encarna el padecimiento físico puro de quien está al borde de la muerte, en condiciones atroces y sin ningún tipo de ayuda.
Sus gestos de desconsuelo, furia y dolor son otro elemento que convierte a esta película en una experiencia que llega a un nivel de realidad, que hará que muchos solo la vean una vez.
El trabajo de otros actores de su reparto, como Tom Hardy y Will Poulter, es igualmente excelso, apoyado por los planos que demuestran el momento que viven sus personajes, desde el poderío absoluto y la benevolencia, hasta su caída en las manos de quienes de verdad tienen la autoridad.
El Renacido o The Revenant, título original que hace énfasis en el retorno, se transforma en toda una vivencia, en un paseo por tierras inhóspitas que termina cuando se encienden las luces de la sala, se recuerda que el frío era solo aire acondicionado y que el dolor era solo una película.
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