¿Qué puede salir mal en una película que tiene en la dirección a Robert Zemeckis, y en los papeles principales a Brad Pitt y Marion Cotillard?
Es el año de 1942, en la mágica ciudad de Casablanca (Marruecos), la Segunda Guerra Mundial se pelea con espías. Un agente canadiense y una francesa fingen ser un feliz matrimonio parisino, como coartada para pasar inadvertidos, mientras planean asesinar al embajador alemán.
En medio de su misión, empieza a aflorar el romance, un sutil juego de sensualidad reflejado en miradas, roces e insinuaciones, que hacen que el amor nazca y prospere una linda relación en medio de la guerra.
Cuando cumplen su misión, deciden casarse e irse a vivir a Londres, donde Max, el espía canadiense encarnado por Brad Pitt, deberá demostrar que su esposa, el amor de su vida interpretado por Marion Cotillard, no es una doble agente que colabora con los alemanes, para así superar la dicotomía de tener que asesinarla o morir ahorcado.
Esa es, a grandes rasgos, la trama de la película Aliados, que se estrenó el pasado jueves en Armenia, y que es dirigida por el gran Robert Zemeckis, reconocido por clásicos contemporáneos como la trilogía de Volver al futuro, Forrest Gump, Náufrago o filmes más recientes como El Vuelo, un infravalorado trabajo que tiene como protagonista a Denzel Washington.
No obstante, a partir del segundo acto, el filme se llena de energía, y la intriga se apodera del espectador, llevándolo por un camino emocionante que termina en un desenlace conmovedor, lo cual hace de Aliados el mejor estreno de la semana en la cartera local.
En general, Aliados es una buena película, pero inferior a las anteriores obras de Zemeckis, quizá porque apostó por retratar la historia al estilo de los clásicos de antaño, como Casablanca, y se quedó corto en el intento, en especial porque la primera parte del metraje se siente lento, se demora mucho tiempo estableciendo a los personajes y el conflicto principal tarda en aparecer.
Buenas actuaciones
Este no será el papel con el que Brad Pitt se gane el premio de la Academia, sin embargo, su interpretación es uno de los grandes aciertos de la película. No hace del despiadado sargento de Bastardos Sin Gloria, ni de Wardaddy de Corazones de Acero, pero a pesar de ser escenarios muy similares, crea un papel totalmente nuevo que retrata a un hombre enamorado que teme porque su confianza haya sido burlada. Con sus expresiones faciales y corporales le da fuerza al personaje, haciéndolo muy convincente.
Marion Cotillard, en su papel de Marianne, se queda un escalón más abajo, aunque en ella cae gran parte de la carga dramática que tiene la película y le da la fuerza que se merece. A parte, es por ella que se evidencia la química entre ambos, pues el personaje de Max es un tanto distante y frío, mientras que en ella se nota cansada de la guerra.
Curiosidades
Vale la pena destacar los guiños cinematográficos que tiene Aliados, entre los más obvios están el de la inolvidable Casablanca, que recrea un romance en medio de la guerra, y el de La Vida en Rosa, una cinta biográfica de la cantante Edith Piaf, que también es protagonizada por Cotillard.
Es necesario hacer mención del vestuario y la escenografía, aspectos en los que el director sí consiguió darle la atmósfera que se percibe en los grandes clásicos de guerra.
Finalmente, una escena para tener en cuenta: cuando por primera vez se consuma el romance entre los protagonistas, en un auto estacionado en el desierto, se desata una tormenta de arena, hermosa metáfora sobre lo que su amor puede llegar a convertirse.
Tony, su esposa Laura y su hija adolescente India emprendieron un viaje en auto, que los llevó hasta una solitaria vía, en medio de la noche. Entre las discusiones normales de familia, un grupo de jóvenes problema los saca del monótono camino, para enfrentarlos con el miedo de sentirse amenazados. Después de gritos e intentos fallidos por conciliar, los hombres toman como rehenes a las dos mujeres, dejando a Tony custodiado por un silencioso chico que se ofrece en ayudarle, pero que lo deja desvalido en medio de la nada. Esta situación atemoriza a Susan Morrow, una exitosa artista, dueña de una galería, que ha recibido esta historia en el manuscrito del primer libro de su ex marido, a quien no ve hace casi 20 años. Sentir la madurez de sus letras la impacta, así como el suspenso de no saber nada más de él, solamente el terrorífico cuento que ha rondado su mente, y que le dedica en la primera página. La culpa se ve en sus ojos, que se levantan de las hojas solo cuand...
Comentarios