Bridget Jones está embarazada. La hoy productora de un noticiero espera a su primogénito a los 43 años, cuando parecía que no tendría más que el rol de madrina en su vida.
Además de tener que prepararse para la llegada de un bebé, y modificar todos sus gustos no culposos, como embriagarse y lucir su nueva figura, Bridget debe resolver la duda que la atormenta: ¿quién es el padre de su hijo?
El icónico personaje regresa después de 15 años de su primera aparición, para continuar representando las decisiones femeninas que están en contra de las tradiciones conservadoras, como meterse con dos hombres distintos en una misma semana, sin sentir remordimiento.
El bebé de Bridget Jones es también el regreso oficial de Renée Zellweger, la actriz que alcanzó la fama mundial al encarnar a esa joven sin suerte en el amor, irreverente, insegura y divertida, con la que muchas de sus seguidoras se identificaron a principios de la década anterior.
Nuevamente, Zellweger crea un lazo entre Bridget y el público, que seguro sentirá como si volviera a ver a una vieja amiga después de mucho tiempo, ya que su esencia se mantiene, a pesar de la madurez y de los nuevos retos que vive el personaje.
Mark Darcy, el amor eterno de Bridget, interpretado por Colin Firth, también está presente, así como su timidez, sus pocas palabras y su mirada incómoda. El hombre es evidentemente uno de los opcionados a darle su apellido al bebé en camino, después de que, en una fiesta de un bautizo, ambos decidieran reencontrarse.
El otro posible padre es Jack Qwant (Patrick Dempsey), un exitoso empresario de las citas en línea que Bridget conoció en un festival de música, y con quien terminó durmiendo, en medio del alcohol y la confusión.
Ambos hombres están dispuestos, e incluso entusiasmados con la idea de ser padres, lo que los lleva a unirse para ayudar a una embarazada Bridget, que además debe enfrentarse a una jefa más joven, a una nueva generación de compañeros de trabajo y a su conservadora madre.
La directora Sharon Maguire, que estuvo a cargo de la primera parte, retoma la batuta de esta película que, seguramente, entretendrá mucho más a las mujeres, debido a su humor sarcástico acerca de los roles que deben cumplirse a cierta edad, el enamoramiento, el sexo y las crisis sentimentales.
La cinta se mantiene divertida durante su poco más de dos horas, aunque sufre una caída mientras Bridget decide cómo advertir lo sucedido a sus dos pretendientes. Una parte que podría considerarse como falta de ritmo.
Después de este bache, vuelve a salir a flote, gracias a algunos personajes secundarios que dan chispa, como Miranda, la compañera de trabajo de Bridget, interpretada por Sarah Solemani, y la ginecóloga Rawling, que está a cargo de Emma Thompson, quien adicionalmente está en el equipo de guionistas.
La historia tiene un pequeño pero obvio tinte político, cuando asume con naturalidad a las parejas del mismo sexo, la adopción igualitaria, el rol de madres solteras y la liberación femenina.
También, apela a la nostalgia de los más fanáticos, con su canción del inicio, All by myself de Celine Dion, imágenes de la primera película y situaciones que ya se habían visto en 2001.
El nivel de humor de todo el filme es bueno y logra sacar varias carcajadas, a pesar de que ciertas situaciones rayen en lo exagerado. Sin embargo, es necesario reiterar que Bridget Jones 3 es una comedia pensada para las mujeres, porque le permite a sus espectadoras reírse de sus propias susceptibilidades, ver galanes atractivos, como Patrick Dempsey, y gozar de momentos románticos y cursis, que caen bien de vez en cuando. No se descarta que muchos hombres la disfruten, pero, para un buen grupo, esta dosis resultará un poco tortuosa.
Richard Ramsey es un abogado que siempre pierde. En su historial de juicios no se encuentra ninguno exitoso, y él mismo lo reconoce. Su nuevo cliente es el hijo adolescente de una pareja amiga, principal sospechoso del asesinato a sangre fría de su padre, y que desde el inicio del proceso no ha querido decir nada. Con muchos factores en su contra: huellas dactilares en el cuchillo y una confesión en el lugar de los hechos, Ramsey tiene el deber de conseguir la pena mínima para el joven, a costa del historial maltratador del padre y de cualquier vacío que detecte en el argumento rival. Keanu Reeves y Renée Zellweger protagonizan The Whole Truth o, su mal logrado título en español, El Abogado del Mal, que desde el primer momento será asociada con El Abogado del Diablo, de 1997, para desvelar poco a poco una historia mucho más monótona. La corte es el escenario casi permanente del filme, en el que se recrean los elementos de un juicio: el discurso de cada uno de los legistas
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