Fences es una película acerca de una mujer que enmarca su vida en el rol de esposa, durante la década del 50, en Estados Unidos. Que siempre está dispuesta a hacer la cena, a reírse de los chistes machistas que su esposo le hace frente a otros y a amar a su familia como a nada, queriendo mantenerla unida y alejada de las discusiones que perturben la tranquilidad y el humor de su terco marido.
Él es un hombre contestatario que, desde su labor como recolector de basura, lucha contra el racismo cotidiano; que constantemente tiene la última palabra en su casa, y que no tolera ser retado por nadie, porque en su historia de juventud emocionante hay lecciones para todos.
Ambos conviven con su hijo Cory, un joven que sueña con jugar fútbol americano profesionalmente, pero que debe enfrentar sus deseos a las exigencias de su padre, que solo aceptará verlo enlistado en la Marina, y al silencio y sumisión de su madre, que no sirven como defensa.
Denzel Washington dirige y protagoniza esta cinta, en la que es el foco de atención gran parte del tiempo, para después desvelar a su sombra, la nobleza de Viola Davis, que interpreta a su obediente compañera.
Ambos repiten estos roles, Troy y Rose, que interpretaron en el teatro, en el 2010, y por los que recibieron los premios Tony a Mejor Actor y Mejor Actriz. Para esta ocasión, sus sentidas actuaciones se convierten en la fuerza que sostiene la cinta.
Durante sus 139 minutos, Fences no varía mucho de locación y sus escenas parecen repetirse, ya que muestran situaciones similares, con diferentes personajes, que permiten conocer a fondo quién es su protagonista.
Después de la mitad del metraje, viene el momento esperado, que va más allá del drama que se había planteado, y que le permite al público tomar un nuevo aliento para llegar al final, escoltado siempre por el buen trabajo del elenco.
Sin duda, Viola consigue hacerse un lugar en el metraje, que parecía ser acaparado por Denzel, y acreditar por qué ganó en la categoría Mejor Actriz de Reparto de los Óscar 2017. La actriz se mete en la piel de esa mujer tranquila, para dejar en evidencia sus vulnerabilidades, a medida que avanza el filme.
El guion de August Wilson, quien fue el autor de la obra, ganadora del Premio Pulitzer, en el 85, también compitió en esta edición de los Premios de la Academia, en la categoría de Mejor Guion Adaptado, a pesar de haber fallecido 12 años atrás.
Sin muchos giros o escenas memorables, Fences retrata el poderío de quienes no tienen más que el silencio y la calma, para cuidar la espalda de los que siempre tienen algo que decir. La radiografía del ego de un hombre, que dirige la mirada hacia el costado, para encontrar en su mujer la fuerza y el amor que lo han mantenido de pie.
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