Saroo es un joven indio que vive en Australia desde la niñez, cuando fue adoptado por una pareja local, después de haber pasado un poco más de dos años en un orfanato, en Calcuta.
A pesar de ser hoy un hombre con costumbres occidentales, Saroo guarda en su memoria los caminos desérticos, la pobreza, los trabajos pesados de su hermano Guddu, y la mirada amorosa de Kamla, su madre, a quien no pudo encontrar, después de perderse en un tren, a los 5 años.
El recorrido sin rumbo por los recuerdos, y la necesidad de acabar con la incertidumbre de quienes quedaron atrás lo llevarán a trazar un camino hacia el pasado, para volver a sus raíces y ofrecer respuesta.
Desde sus primeros minutos, Lion, la cinta nominada a los Premios de la Academia como Mejor Película, conmueve, gracias a la actuación de Sunny Pawar, que encarna al pequeño Saroo.
Con su mirada, el actor transmite las emociones de su personaje: la alegría de estar en familia, el miedo, la soledad y la tristeza, así como toda la capacidad de resiliencia de una persona de su edad.
El director Garth Davis le da un espacio a la cruda realidad de los niños indios que deben vivir en la indigencia, a su llegada a los orfanatos y a las opciones que se les presentan cuando parecen haber sido olvidados.
Sin recurrir a un lenguaje narrativo muy elaborado, y sustentado en la fuerza del guion, transita por las vivencias del protagonista, esa historia real que parece fantástica, y desembarca en su segundo acto, la adultez de Saroo, interpretada por Dev Patel.
Con el paso de los minutos, Patel desvela la frustración de no tener un camino a casa y de nunca haber aliviado la angustia de una madre que desconoce su destino. Su buena actuación, que lo saca del encasillamiento como el joven de Slumdog Millionaire, se consolida, gracias al emotivo trabajo de edición, en el que se contrasta la realidad con sus recuerdos y añoranzas, y con esa primera perspectiva que tuvo de la vida.
El desempeño de Nicole Kidman, Rooney Mara y el resto del elenco también impacta con su estela melancólica, que se queda en el aire y que hace brotar algunas lágrimas, pues este es ante todo un filme emocional.
Lion es una historia que no pasará de largo, debido a la conexión que crea con el instinto familiar. La determinación de un ser humano por regresar a su origen se asegura una vigencia que va más allá de su tiempo en cartelera, para convertirse en un camino que merece ser recorrido más de una vez.
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