Frances es una aspirante a bailarina de 27 años que, después de vivir un largo tiempo con su mejor amiga Sophie, debe enfrentarse a la inestabilidad, a la soledad y a la madurez, cuando esta decide irse a vivir con su novio. Mientras que su ‘otra mitad’ se encamina a la vida adulta, Frances parece quedarse a la deriva, mirando todo, aún con ojos de niña, y huyendo de la responsabilidad.
Greta Gerwig, premiada recientemente con el Globo de Oro a Mejor Película Comedia/Musical, co escribió y protagonizó Frances Ha, película de 2013, dirigida por Noah Baumbach, que se destaca entre las propuestas más creativas del movimiento ‘mumblecore’.
Este subgénero aborda comúnmente historias de jóvenes que se acercan a los 30, suele contar con actores naturales o recurrir a la improvisación de los mismos para construir sus escenas, y no requiere de un alto presupuesto de producción; una mezcla que se nota diferente, pero que a la vez es refrescante.
Frances Ha es narrada en blanco y negro, y cuenta con un reparto poco conocido, pero que consigue una interpretación genuina. En su protagonista, Gerwig, se hace evidente la espontaneidad, que puede venir tanto del personaje, como de su actriz, y que crea gran afinidad con el público.
No hacen falta importantes picos de emoción para que su actuación sea sólida, ya que, durante cada situación que plantea la historia, refleja la ingenuidad, dulzura y deseo de aferrarse a su realidad de veinteañera despreocupada, para después llegar a la nostalgia e, incluso, a la desesperanza.
A pesar de que se enfoca en un tramo de la vida que puede tener mucho drama, el director, que también ha estado detrás de propuestas como The Meyerowitz stories o Margot at the wedding, consigue un toque cómico en sus diálogos y situaciones, pero alejado de la comedia regular norteamericana, por lo que vale la pena advertir que no todos reirán.
Detalles como las locaciones, el vestuario y la escenografía se quedan en lo simple, como si no tuvieran la intención de impactar o adquirir relevancia, pero consiguiendo lo contrario, pues suman al nivel de identificación que pueden sentir los espectadores.
La banda sonora definitivamente debía contener piezas de música alternativa e instrumental, que se asemejan a algunas canciones de la cinta francesa Amélie. Este coctel musical combina muy bien con la historia, sus personajes y escenas, redondeando la identidad del filme.
Cabe resaltar que al verla por primera vez y, en especial, si es una de las primeras experiencias con esta corriente cinematográfica, la película puede parecer un poco sosa, por las situaciones repetitivas que muestra y por el camino plano que transita, el cual parece tedioso en el séptimo arte. Contradictoriamente, ese elemento del relato también es la base más firme del estilo, ya que borra cualquier barrera estética o de admiración entre la protagonista, demás personajes y el público, que puede sentirse cercano, comprender a profundidad esas penurias y disfrutar de la naturalidad e indecisión con la que también fluyen -o fluyeron- sus días.
Frances Ha es una oda a la monotonía y a la duda de la segunda década de la vida; una narración tan cercana a la incertidumbre de vivir, que da la impresión de haber captado en secreto la rutina de una joven normal. Sin embargo, ella hoy se ha convertido en un referente y es la musa de un nuevo tipo de ficción.
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