Un joven afroamericano camina por las calles de un suburbio estadounidense. La noche y la soledad generan un aura lóbrega, propicia para la perpetración de un crimen, por eso, mientras conversa por teléfono se le nota intranquilo, desconfiado. De repente, un carro deportivo de color blanco y vidrios polarizados pasa frente a él muy despacio, como si desde el interior alguien tratara de reconocerlo; el vehículo gira y empieza a seguirlo lentamente. En medio de la zozobra, el joven duda, su voz se llena de temor, entonces cambia de dirección para evadir a su perseguidor, pero es tarde, lo pensó demasiado. Del carro se ha bajado un hombre misterioso que rápidamente lo somete y lo encierra en el baúl.
Así comienza ¡Huye!, la ópera prima del director Jordan Peele, pero esta parte tan solo es el prólogo. Una secuencia muy bien lograda que, por medio del foco selectivo, los movimientos sutiles de la cámara combinados con una excelente pieza musical, sirve para encauzar al espectador en el misterio, para advertirle que está a punto de ingresar en un terreno desconocido, donde la tensión se va incrementar, poco a poco, hasta un clímax de absoluta desesperación.
En realidad, el protagonista es Chris (Daniel Kaluuya), un hombre negro que va a visitar, por primera vez, a la familia de su novia, una mujer blanca de ojos azules, con la que tiene una relación desde hace 5 meses.
Van a pasar un fin de semana en la casa de campo de los suegros, un prestigioso neurocirujano y una popular psiquiatra, pero Chris teme que lo rechacen por su color de piel, por ser el primer novio negro de Rose. Sin embargo, ella lo anima y lo convence de que nada malo va a pasar.
Efectivamente, los suegros resultan ser personas cordiales, que afirman ser admiradores de Obama y de Jesse Owens. No obstante, Chris se mantiene a la defensiva, prevenido, sabe que algo no está bien y a medida que el tiempo pasa enfrenta acontecimientos alarmantes que lo llevan a descubrir una realidad aterradora.
A partir de este punto, resulta difícil referirse a la trama sin desvelar sucesos importantes de la película. Basta con decir que se trata de una de las mejores cintas de suspenso que se ha filmado en los últimos años, con un guion muy bien construido, mordaz a la hora de plantear las tensiones raciales de la sociedad estadounidense, y sutil al momento de establecer los detalles que van desvelando los misterios.
La historia se complementa con una fotografía original, que no cae en los clichés del género, y con una banda sonora que aumenta o disminuye la tensión de las secuencias.
Daniel Kaluuya, recordado por haber protagonizado uno de los capítulos de la tercera temporada en la aclamada serie Black Mirror, logra una excelente interpretación, que le hace sentir al espectador el temor, la desesperación y el odio.
¡Huye! no es una película perfecta, ni mucho menos, tiene una breve parte de comedia, que no se mezcla bien con el suspenso y, por tanto, se siente fuera de lugar. Por lo demás fue una de las mejores opciones de la cartera local, aunque vale la pena advertir que debe ser vista sin conocer más detalles, porque cualquier adelanto podría arruinar la sorpresa.
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