Tres presidentes tuvieron engañados a los ciudadanos, haciéndoles creer que iban a ganar la guerra y que valía la pena enviar hombres al frente de batalla para evitar la expansión del comunismo. Aunque sabían de antemano que el conflicto difícilmente llegaría a un desenlace favorable, no les importó, pasaron por encima de la opinión pública, sacrificaron la verdad y con ella, la vida de muchos.
Los documentos que así lo prueban han sido filtrados a la prensa y en The Washington Post, un periódico en plena transición corporativa, tanto la propietaria como el editor en jefe tienen la responsabilidad de decidir entre publicar o someterse a las presiones del poder político y a los intereses económicos. The Post narra, a través de la ingeniosa mirada de Steven Spielberg, estos acontecimientos y los dilemas a los que deben enfrentarse en este periódico.
Por un lado, está Katherine Graham, interpretada por Meryl Streep, quien llegó a la presidencia del diario tras la muerte de su esposo. Durante años, entre cócteles, fiestas y reuniones sociales, ha cultivado amigos en el poder, amigos a quienes les afectaría directamente que los archivos del Pentágono salgan a la luz pública, así que ese será su primer reto. ¿Valdrá la pena publicar la verdad y sacrificar a los amigos? O ¿Son sus amigos solo porque ella preside un diario de prestigio?
Katherine está liderando la venta de acciones del periódico, inversiones que podrían reversarse, en el caso de presentarse una disputa con el gobierno de Nixon, ya que supuestamente se está poniendo en riesgo la seguridad nacional. ¿Proteger la estabilidad económica o defender el interés público?
También está en entredicho su liderazgo, la cinta transcurre en 1971, y su condición de mujer es vista como una debilidad. Por momentos la menosprecian y pasan por encima de ella, a pesar de ser la jefa. En ese aspecto es donde más se destaca la actuación de Meryl Streep, el personaje se ve indefenso, dubitativo, pero con el paso de los minutos, adquiere la fuerza necesaria para hacerse sentir y responsabilizarse de sus decisiones.
El otro estandarte de la película es Ben Bradlee (Tom Hanks), el editor que tiene el desafío de liderar la publicación, convenciendo a su jefa de que la única forma de defender la libertad de prensa es publicar. Además, tendrá que imponer su criterio periodístico y tener agallas para mantenerlo, puesto que la competencia ya ha sido censurada por publicar parte de la información.
Hanks no desentona, ni decepciona, cumple satisfactoriamente con su personaje.
Lo mejor, la dirección
Aunque tarda en arrancar y el planteamiento es un poco confuso, The Post es una excelente película, que paso a paso va involucrando el espectador en la historia y, directamente, lo lleva a que se adhiera a la visión del periódico. En el clímax, cuando está a punto de que se acabe el tiempo para imprimir la edición donde va a ser destapado el escándalo, más de uno deseará que pongan en evidencia todas argucias que se inventaron para mantener la guerra.
Gracias al montaje, a los movimientos ingeniosos y creativos, a la detallada composición, a la cuidadosa iluminación y a la excelente banda sonora de John Williams, la película transmite una gran energía, emociona.
Su punto débil es que en su postura de defender la libertad de prensa y atacar los gobiernos que buscan manipular o censurar los medios de comunicación para ocultar la verdad, apela a diálogos grandilocuentes donde los personajes pierden la naturalidad. Aunque es algo que se le puede perdonar.
Con The Post, Spielberg deja su sello, demuestra que aún está vigente y que tiene mucho por decir.
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