Lara, de 15 años, aspira convertirse en bailarina de una prestigiosa academia de ballet, que le ha otorgado dos meses de prueba, para admitirla. El nivel de exigencia es alto, pues debe ponerse al corriente de sus demás compañeras, que tienen mayor práctica y ya no les cuesta tanto permanecer en puntas.
Sin embargo, Lara también tiene la presión de ser aceptada y de aceptarse a sí misma, ya que acaba de iniciar un proceso hormonal, que le permitirá someterse a una cirugía de reasignación de sexo, y convertirse en mujer, por lo que pretende que los resultados sean visibles lo antes posible.
Victor Polster es el encargado de darle vida a la joven, en la película belga de 2018, Girl, premiada con el reconocimiento Queer Palm, que entrega Cannes a las películas con temáticas LGBT, y con la Cámara de Oro para su director Lukas Dhont.
La cinta se caracteriza por tener la mayor parte del tiempo en pantalla a su personaje principal, quien se va descubriendo poco a poco como una joven transexual, frente a los espectadores, como si estuviera adquiriendo confianza para mostrar sus inseguridades.
Y es que, inicialmente, Lara es presentada como una bailarina apasionada, sin hacer ningún énfasis en su sexualidad, para después ir desvelando ese otro factor de su vida, con muchos silencios frente al espejo, visitas al médico y confrontaciones con otros personajes.
Allí se destaca la interpretación de Polster, un bailarín sobresaliente, que logra mimetizarse con el género femenino, para después sacar a flote el desespero por no convertirse en lo que espera ser, físicamente y de forma profesional.
En el guion, escrito por Lukas Dhont, e inspirado en la historia de la bailarina trans Nora Monsecour, las frustraciones de Lara son representadas con sus dolores físicos causados por la danza; se hace evidente la presión psicológica que le provoca la ‘perfección’, en la vida y en el ballet, y se da un espacio para el paralelo entre la comprensión que le ofrece su familia, y la indolencia que puede tener el resto de la sociedad para juzgar su camino.
A pesar de que algunas críticas, en especial las de la comunidad trans, calificaron a la película como morbosa o cerrada, era casi imposible presentar a una bailarina sin mostrar su cuerpo, y que este no adquiriera relevancia en una historia sobre transexualidad, por lo que la considero como una apuesta honesta.
También, fue señalada por ser la visión de un director cisgénero, es decir que se identifica con el género con el que nació, debido a los apartes que resultan más pesados que conmovedores, aunque estos deben verse como una historia individual, y no como un todo para esa comunidad.
Girl es una cinta que se atreve a mirar de frente este tipo de historias, que aún son vistas como tabú. Una perspectiva particular, sobre un mundo que necesita empezar a llenar las pantallas, a tener presencia en nuevas propuestas que diluyan los imaginarios, y que abra la mente del público que les dé una oportunidad.
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