@kalosw
Howard Ratner es un tipo despreciable, trata mal a sus empleados, amigos y familia, es adicto a las apuestas y está acosado por las deudas. Como propietario de una joyería, ubicada en el barrio de los diamantes de la ciudad de Nueva York, les vende únicamente a ricos y famosos.
Un día, motivado por la aparición de una piedra sumamente valiosa, cree por fin va a salir de sus problemas económicos, pero nada va a resultar como él espera porque Howard tiene una curiosa habilidad para tomar malas decisiones y estropear aquello que le sale bien.
Si no fuera por el carisma que Adam Sandler le imprime a este personaje, seguramente cualquier espectador se sentiría feliz de verlo descender al fracaso, pero Sandler genera tal empatía, que durante 135 minutos solo provocará angustia, estrés e incomodidad por lo malo que le pueda suceder.
Gracias a Netflix y a la gran productora A24, hace tres semanas se estrenó Diamantes en Bruto, la más reciente película de Ben y Joshua Safdie, dos directores cuya filmografía está precedida por obras impresionantes, pero desconocidas como Good Time. En este último trabajo demuestran que son autores, de un estilo definido por la cámara en mano, los ritmos frenéticos, las mezclas de planos sonoros capaces de reflejar el caos de la vida misma y la fotografía psicodélica, con colores neón, para construir un realismo urbano casi ensoñador.
A esta altura del año todavía es difícil entender por qué está película no tuvo ni una sola nominación a los premios de la academia, más allá de la actuación de Sandler y de la gran dirección, contó con un guion sólido, lleno de giros inesperados, que se cimienta en un personaje principal, pero, a partir de tramas secundarias, va desarrollando los demás roles, dándoles muchas capas y profundidad.
Hay que destacar que varios de esos personajes son interpretados por actores naturales o debutantes como es el caso del ex jugador de baloncesto Kevin Garnett, quien se encarna a sí mismo y se encuentra en uno de los puntos detonantes de la historia.
Diamantes en bruto no es recomendable para alguien que esté buscando mero entretenimiento u olvidarse de la vida, por el contrario, es para quienes quieran perderse en una historia tan real, como agobiante sobre un personaje antipático que, como cualquiera en la vida, comete una y otra y otra vez el mismo error esperando resultados diferentes.
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