Por @kalosw
En la película Space Jam, de 1996, protagonizada por Michael Jordan y Bugs Bunny, el villano es un empresario que quiere secuestrar a los Looney Toons para esclavizarlos en su parque de diversiones, un extraterrestre bajito, rechoncho que maltrata a sus secuaces y que siempre está con un puro en la boca. Cuentan las leyendas de Hollywood que los creadores de personajes de la Warner Bros se inspiraron en la figura de Jerry Krause, el entonces gerente de los Chicago Bulls, ya que en la vida real existía una gran tensión entre él y los jugadores. Dos años más tarde, previo al comienzo de la temporada de la NBA 1998, aquel dirigente se convirtió en un verdadero villano cuando le dio la estocada final a uno de los mejores equipos de baloncesto de toda la historia.
En ese entonces, Krause le dijo a Phil Jackson, el entrenador que había ganado 5 campeonatos con Jordan, que ese sería su último año de contrato. Sin importar qué consiguiera, tendría que abandonar el equipo para la siguiente temporada. Cuando Jordan se enteró, declaró que no estaba dispuesto a ser entrenado por ninguna otra persona y que prefería retirarse. A su turno, Scottie Pippen, el segundo gran emblema del equipo, manifestó que quería irse porque no seguiría aguantando a un gerente que nunca le pagó lo que merecía, así que el campeonato de 1998 sería el desafío final del equipo. Al comprender la magnitud de lo que podía pasar, el entrenador Jackson, reconocido por sus particulares estrategias de motivación, llamó a esa temporada The last dance -El último baile-.
Ante este acontecimiento, David Stern, comisionado de la NBA, aceptó la propuesta de un productor de televisión de registrar en video todo aquello que sucediera al interior de la franquicia. Hoy, 22 años después, aficionados y no aficionados al baloncesto pueden disfrutar de una miniserie documental, compuesta 10 capítulos de 1 hora de duración, que retrata paso a paso el final de aquella danza deportiva.
Más allá de la nostalgia
Quienes vivieron parte de su adolescencia en los años 90, y disfrutaron del baloncesto, sabrán que fue una época gloriosa para la NBA. Además de Jordan y compañía, compitieron los Lakers de Magic Johnson, los chicos malos de Detroit, los Supersonics de Payton, los Rockets de Olajuwon, los Pacers de Reggie Miller, los Jazz de Malone y Stockton, entre muchos otros, por lo que resulta un poco simple apelar a la nostalgia para emocionarse con las imágenes inolvidables de aquellos años. Sin embargo, The last dance es mucho más que la pasión del deporte mismo, es un documento sobre cómo un grupo de personas se propuso a demostrar que era invencible, a pesar del cansancio y la adversidad.
El último baile es una producción de Espn, pero está disponible en Netflix, su director es Jason Hehir, quien ha participado en varias series para la televisión norteamericana, pero nada de gran renombre internacional.
La miniserie repite capítulo a capítulo la misma estructura, cada episodio comienza en la temporada de 1998 con uno de los acontecimientos más importantes de la búsqueda por el sexto anillo y luego retrocede en el tiempo para desvelar el pasado del jugador que protagonizó ese hecho.
Obviamente gran parte de la miniserie gira en torno a Michael Jordan: su infancia, su paso por el equipo de la Universidad de Carolina del Norte, donde tuvo su primer tiro ganador de campeonato. Su llegado a los Bulls, que era un equipo de perdedores -donde la droga y los excesos estaban a la orden del día- y cómo pasó de ser una promesa, capaz de encestar con las más increíbles acrobacias, a ser un campeón, en toda la extensión de la palabra.
La miniserie, además, lo humaniza, lo baja del pedestal y muestra su faceta más odiosa, especialmente por el trato despiadado a sus compañeros, en su afán por mantener un ritmo competitivo y un nivel superior al de los rivales, e incluso aborda sutilmente su supuesta ludopatía, su fracaso en el béisbol y el misterioso asesinato de su padre, que algunos medios se atrevieron a relacionar con problemas de apuestas.
El director apeló al formato de documental de televisión clásico con muchas imágenes de archivo, y entrevistas a en plano medio a grandes ídolos del deporte, como el tristemente desaparecido Kobe Bryant, todo ambientado con una gran banda sonora, lo cual hace que la hazaña de los Bulls sea aún más épica.
Vale la pena acompañar este último baile, los fanáticos de vieja data van a recordar un momento inolvidable del deporte, mientras que los nuevos seguidores podrán ver la leyenda de la que tanto han escuchado y así entender su trascendencia.
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