Ir al contenido principal

Una gran tragicomedia del cine latinoamericano




@Kalosw.

Los soldados confinados en los recónditos cuarteles y puntos de frontera del Ejército peruano están “alborotados”, un infame calificativo que disfraza una cruel realidad: los meses de encierro les han despertado la libido y están abusando sexualmente de las mujeres que encuentran en los pueblos más cercanos.
  
Los generales, desde Lima, la capital, más que corregir a sus “manzanas podridas”, quieren evitar que se mancille la imagen del “glorioso cuerpo de centinelas de la Patria”, así que han organizado un peculiar servicio que navegará los ríos de la Amazonía, llevando prostitutas que satisfagan los deseos y apaguen el fuego de las braguetas de los “alborotados” militares.
  
Para cumplir con esta misión que, por demás está decir, se operará bajo la más absoluta reserva, eligen a Pantaleón Pantoja, un capitán con una hoja de vida intachable, que ha demostrado una incondicional vocación de servicio, una determinación admirable y una entrega obsesiva por cumplir correctamente con las tareas encomendadas.
  
Acompañado de su joven esposa, Pantaleón se instala en la ciudad de Iquitos -la metrópoli de la Amazonía peruana-, donde se hace pasar por un comerciante en busca de establecer un lucrativo negocio. Impulsado por el sentido del deber, aplicando la estricta disciplina castrense y con la abnegación de un hombre que solo sabe cumplir órdenes, rápidamente hace del burdel ambulante una empresa organizada, que no necesita de camas sino de emplazamientos, donde el deseo no se libera, sino que se ejecuta como servicio y donde no hay trabajadoras sexuales sino visitadoras.
 
Con el éxito de la operación aparecen los conflictos: un locutor -de esos que chantajean y que se hacen llamar periodistas- denuncia el lupanar; el Ejército teme que la misión se haya desbordado, y el capitán es atrapado por el oscuro objeto del deseo representado en la más ardiente y hermosa de las visitadoras.
  
Pantaleón y las visitadoras, una película peruana de 1999, que tuvo en la dirección a Francisco J. Lombardi -uno de los mejores realizadores del país hermano- y en los roles protagónicos a Salvador del Solar y a la colombiana Angie Cepeda. Se trata de una tragicomedia divertida, basada en la novela homónima del premio Nobel Mario Vargas Llosa y que, poco a poco, se ha convertido en un clásico de la cinematografía latinoamericana.
  
Famosa injustamente solo por las escenas de desnudos y de sexo, la historia del capitán y “sus muchachas” es sumamente entretenida, especialmente por la interpretación que del Solar realiza de Pantoja, un personaje que más que un hombre parece una máquina de obedecer, cuyo juicio solo se nubla cuando descubre su lado más lujurioso.
  
También sobresale la actuación de Aristóteles Picho, que hace del locutor del pueblo, un personaje despreciable desde el primer momento en el que aparece dando un discurso tan pomposo como malintencionado.
  
Otro punto extra es la ambientación, desde el primer momento la fotografía y los colores transmiten la incomodidad del clima selvático y como, en la medida que pasan los días, el personaje principal se ve más y más atosigado e incómodo.
  
Aunque la novela de Vargas Llosa es corta, la cinta se siente excesivamente larga, más aún cuando la obra original incluye una subtrama que no fue abordada por el director, pensando quizás en darle mayor tiempo en pantalla al romance que se forja entre los 2 protagonistas. Sin embargo, el filme es recomendado para pasar un buen rato, teniendo en cuenta que es solo para mayores.
 
Nominada a Mejor Película Extranjera en los premios Goya del año 2000, Pantaleón y las visitadoras está disponible en varias plataformas, digitales, incluidas algunas gratuitas.  


Comentarios

Entradas más populares de este blog

5 grandes películas que devuelven la esperanza al género del terror

Por @kalosw. Por alguna extraña razón, al ser humano le fascinan las historias que lo asustan, de esas que lo llevan a dudar si es oportuno salir a un pasillo oscuro, mientras las sombras de los enseres cotidianos proyectan las siluetas de criaturas horrendas en las paredes.  Algo muy profundo, oculto en los genes, nos recuerda a los antepasados que tuvieron que sobrevivir en las tinieblas mientras las grandes bestias los cazaban.  Quizás por esa razón tanto la literatura, como el cine se han esmerado tanto por construir mundos aterradores que despiertan la curiosidad y, a la vez, el temor por conocerlos.  Cintas inolvidables como El exorcista, El resplandor, La cosa, Halloween o El bebé de Rosemary, por solo mencionar algunas, hicieron del género del terror una experiencia sublime, capaz de convencer a los espectadores de que existen las posesiones demoníacas, las manifestaciones sobrenaturales de las construcciones antiguas y hasta de que el diablo, en algún momento, buscará regresar

Mi primera vez con Sex Education

Por Camila Caicedo. Todo el mundo hablaba de Sex Education, en redes sociales. Se acababa de estrenar su segunda temporada, y yo, que no soy muy de ver series y maratonear, aún no me había sentido atraída por ella, a pesar de que llevara un año entre las sugerencias que me daba la plataforma. Sin embargo, muchos comentarios acerca de una escena relacionada con unión femenina me hicieron decidirme a verla. Esta es una producción inglesa, que hoy tiene dos temporadas, de ocho capítulos cada una, que duran aproximadamente 50 minutos. Su argumento se basa en la historia de Otis, un joven de 16 años, que cursa la secundaria y es hijo de una sexóloga. Un día, se atreve a dar un consejo sexual a un compañero, a pesar de su nula experiencia y, al salir todo bien, inicia una ‘clínica’ de asesoría sexual, con Maeve, una de sus compañeras, para ganar dinero. Con una premisa como esta y un lenguaje totalmente abierto, fue casi inevitable no seguir la historia y querer saber qué pasa

No te preocupes si no entiendes

Por Camila Caicedo. La mirada enamorada entre Harry Styles y Florence Pugh en el cartel de la película Don’t Worry Darling solo me hacía pensar en un drama rosa, en el que el amor triunfa y las lágrimas terminan aflorando, a pesar de lo ridículas que puedan llegar a ser algunas de sus situaciones. Pero, cuando me topé con esta película y decidí verla, descubrí un thriller camuflado detrás de colores vivos y un diseño de producción que todo el tiempo resalta la ‘perfección familiar’, en la década de los 60. La cinta, dirigida por la actriz Olivia Wilde, plantea la vida en pareja de Jack y Alice Chambers, en una comunidad creada por el Proyecto Victoria, una iniciativa en la que trabajan los hombres y que, a pesar de ser desconocida para las mujeres, las mantiene alienadas bajo un modelo de esposa perfecta, en el que es necesario saber cocinar la cena, estar siempre linda y dispuesta, para cuando el marido llega a casa, cansado de sus labores.  A pesar de que Alice parece la indicada par