Por Camila Caicedo
Era necesario un único encuentro entre padres para solucionar la disputa de sus hijos de once años, Zachary e Ethan, después de que uno de ellos golpeara al otro con un palo, partiéndole dos dientes.
Una breve conversación sobre los gastos médicos, y quizá aclarar la situación entre los niños, para evitar que quedaran peleados, era la blanca intención de ambas parejas, cuando decidieron reunirse en la casa de los Longstreet, padres del niño herido, para charlar.
Sin embargo, la compostura podría no ser suficiente para escuchar acusaciones y fingir neutralidad con una sonrisa, lo que llevaría a que cada minuto de diplomacia, de esta reunión, se convierta en la marcha atrás para la detonación de una bomba.
Cuatro actores y una locación son suficientes para contar esta historia, en la que las máscaras de la cordialidad se van al piso, el diálogo apaciguado se transforma en furia y la calma abandona despavorida el escenario, para dejar fluir el colapso de quienes sienten que todo lo pueden solucionar.
Basada en la premiada obra de teatro Le Dieu du carnage, de la dramaturga Yasmina Reza, Carnage o Un Dios salvaje es una película de 2011 que sume en un duelo actoral a sus protagonistas Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz y John C. Reily, mientras son dirigidos por la batuta de Roman Polanski.
Al ser un filme tan simple, debido a que toda la trama se plantea alrededor de una misma situación, el peso de la historia recae totalmente en los hombros de estos actores, que hacen ejecuciones fabulosas, tanto a nivel dramático como cómico, generando la sensación de que algo malo está por suceder. Una transición evidente y entretenida entre la amabilidad, el intento de ser civilizado y la explosión de rabia reprimida que se va a acumulando, mientras evitamos disputas.
En el guion, que fue adaptado por Polanski y la misma Yasmina Reza, cada situación parece un nuevo detonante: el teléfono que suena e interrumpe, la justificación a los actos de los hijos, la falta de interés de los esposos y un malestar estomacal van sumando leña a la hoguera, que empieza arder en las miradas, en el sarcasmo y en los pequeños reclamos que se hacen entre todos. Por este trabajo, ambos recibieron la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos, en la categoría Mejor Guion Adaptado del 2011.
Igualmente, la cinta aspiró a recibir el León de Oro, de la versión 68° del Festival de Cine de Venecia, y el elenco recibió nominaciones como Mejor Ensamble en los premios de las sociedades de críticos de Boston y San Diego, y Foster, Winslet y Waltz a galardones como el Globo de Oro y al Satellite Award.
Con una esencia teatral, que se percibe en su historia y en las actuaciones de sus protagonistas, Carnage es un reflejo de los límites de la paciencia, de la falsa cordialidad de las relaciones sociales, y de lo muy mal que puede terminar una disculpa, cuando no es necesaria.
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