Por Camila Caicedo.
Las estudiantes del colegio Santa Inés, de Santiago, han iniciado una protesta para denunciar el acoso sexual del que han sido víctimas, por parte de uno de sus profesores. Con arengas y unión se rebelan al silencio y al miedo que ha querido infundirles el sistema e incluso las directivas de la institución católica, que solo acoge a los hijos de la élite y que no está de acuerdo con su movimiento.
En medio de las polémicas jornadas, Blanca Ibarra, una de las estudiantes líder de la revuelta, desaparece, y un video en el que está siendo abusada se filtra en Internet. Con este material tres oficiales de la Policía, todas ellas mujeres, empiezan a investigar el caso, descubriendo que este podría estar relacionado a un juego machista, conocido como La Jauría de Lobos, que se ha viralizado en Internet, entre jóvenes de toda la ciudad.
Con esta interesante premisa, arranca La Jauría, serie chilena de Amazon Prime Video, que reúne a un elenco de estrellas, la mayoría reconocidos por su participación en numerosas películas de la productora Fábula, y que cuenta actualmente con una temporada de ocho capítulos, de una hora de duración, aproximadamente.
Desde el inicio, la serie atrapa gracias a que su contexto es totalmente actual, casi que identificable en todos los sectores de América Latina, y a la relevancia que le otorgan a la lucha femenina que ha tomado fuerza los últimos años en todo el mundo.
Los pañuelos verdes, las consignas, lo cercano de los ejemplos de abuso y, a su vez, la represión y la deslegitimación de las denuncias, permite comprender de cerca el peligro y la importancia de esa batalla que aún se está librando.
Un gran acierto del guion de Paula del Fierro, Enrique Videla, Leonel D'Agostino, Lucía Puenzo y Julio Rojas es centrar toda la historia en personajes femeninos, desde las estudiantes hasta las tres oficiales que investigan lo ocurrido, poniendo en contexto además sus vidas personales, sus familias y lo que representa ser mujer en una organización en la que han prevalecido los hombres.
Las oficiales Olivia Fernández, Elisa Murillo y Carla Farías, interpretadas por Antonia Zegers, Daniela Vega y María Gracia Omegna, respectivamente, deben enfrentarse no solo al misterio que ronda toda su investigación, sino también al machismo de sus superiores - todos hombres - y al clasismo y manipulación de algunos testigos poderosos, contra los que ni siquiera la justicia se puede enfrentar.
Sin embargo, y pese a toda la identificación y expectativa que generan sus primeros capítulos, La Jauría empieza a perderse en la gran cantidad de situaciones o subtramas que plantea y que no llegan a ningún lado, que no suman ni restan al argumento inicial.
Y es que pareciera que la producción quiso mostrar todas sus cartas en una sola temporada, ya que satura con nudos y desenlaces rápidos en asuntos que no aportan mucho a lo que sucede con el reto de La Jauría de Lobos ni dan indicios a lo sucedido con Blanca. Una especie de laberinto improvisado que nunca llega a unirse con la meta central.
Es probable que todos estos argumentos sean el foco en su próxima temporada, aunque con la primera parece más que suficiente. Ojalá su segunda entrega, que ya ha sido anunciada por varias de sus actrices, sea abordada con un poco más de calma y rigor.
La Jauría es una producción ambiciosa, un thriller policial y de acción comparable con propuestas extranjeras, pero inmerso en la realidad latinoamericana. Atrapante con su hilo, que termina enredándose en recovecos innecesarios que logran generar cierto hastío hacia las consecuencias, pero nunca hacia la causa.
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