Por Camila Caicedo
En una época en que las mujeres estaban relegadas a ser amas de casa perfectas, esposas y madres dedicadas, Miriam ‘Midge’ Maisel, una joven neoyorquina que cumple con todos esos estándares, descubre que tiene un gran talento para la comedia de stand up, motivada por su prematuro divorcio.
Para aprender mucho más sobre el negocio y dejar de lado ese mundo de cuento de hadas, clase alta y sumisión, se une a Susie Myerson, una ruda empleada de un bar, que se convierte en su representante, para así iniciar juntas una carrera, pese a que el hecho de ser mujer y trabajar en la noche, haciendo reír, no luzca muy bien, a finales de los 50.
A partir de esta premisa, The Marvelous Mrs. Maisel, serie de Amazon Prime Video, estrenada en 2017, se encarga de resaltar a la independencia femenina y a la determinación como factores cruciales, no solo para sobrevivir a una ruptura, sino también para encontrar una voz propia, en un tiempo en el que aturdía el silencio.
La guionista y directora Amy Sherman - Palladino, conocida por ser la creadora de la aclamada Gilmore Girls, se encargó de plantear, además de una retrospectiva de lo que significaba ser mujer a mitad del siglo XX, una crítica a lo mucho que queda del machismo de aquel tiempo en la actualidad, ridiculizándolo con ciertas situaciones, y también exaltando al género con sus personajes.
Uno de los claros ejemplos de esto es la transición que realiza Midge, interpretada por Rachel Brosnahan, desde su ingenua vida de ensueño hacia el empoderamiento, y la manera en que empieza a cuestionar sus privilegios y las normas sociales que la han regido. Y es que, inicialmente, ella no es una mujer deseosa de independencia o de un papel más relevante en la sociedad, sino que, poco a poco, va descubriendo nuevas posibilidades para su futuro, a medida de que se hace cargo de sus decisiones.
Por su parte, Susie puede ser considerada como una guía en esa nueva ruta, pues es quien logra que Midge crea en su talento, mientras que ella misma empieza a tomar confianza en la amistad y en las posibilidades de ablandar su dureza. La actriz Alex Borstein encarna a este personaje, que quizá es el más divertido e irreverente de la serie.
También, es interesante ver la evolución y subtramas enfocadas en los padres de Midge, interpretados por Tony Shalhoub, recordado por Monk, y Marin Hinkle, a quienes el cambio de era los conduce a librar sus propias batallas, quebrantando sus estereotipos de superioridad.
Estos cuatro actores ya han recibido nominaciones al premio Emmy, resultando vencedoras Brosnahan y Borstein, en el 2018, y Borstein y Shalhoub, en el 2019.
A nivel técnico, la serie se destaca por su prolija producción, especialmente su vestuario, que es un factor clave para reconocer la moda de la época y las personalidades. Detalles como sombreros, guantes y abrigos, icónicos de esa década, son muy recurrentes y casi que esenciales en el guardarropa de la señora Maisel.
Lo mismo sucede con la escenografía y las locaciones, que además de trasladar a los espectadores a la Nueva York de la posguerra, permite reconocer las excentricidades de la alta sociedad, y ciertos lugares reales de la ciudad, como The Stage Deli, el restaurante en donde Susie y Midge tienen sus reuniones de trabajo, y The Gaslight Cafe, el bar donde se conocen.
El toque de realismo se complementa con ciertos momentos históricos que influyen en la trama, así como algunos dilemas que afrontan personajes secundarios, que representan grandes revoluciones relacionadas con la raza, el género y la sexualidad, como es el caso del personaje de Shy Baldwin, un cantante de rock and roll negro, que aparece en la tercera temporada.
Con tres entregas exitosas, de 26 capítulos en total, y una cuarta temporada confirmada, que se estrenará el próximo año, The Marvelous Mrs. Maisel es una de las series de mayor calidad en el presente, puesto que es una comedia entretenida, satírica e inteligente, que suscita todo tipo de emociones, como la empatía, el asombro, la frustración y la viveza, representados en un personaje que fusiona a la concepción prefabricada de mujer, con la rebeldía de retirar de sus hombros la carga de serlo, para así transformarse en un clásico de libertad y autosuficiencia.
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