El escándalo estalló en octubre de 2017, más de 80 mujeres señalaron a Harvey Weinstein, uno de los hombres más influyentes de Hollywood, de haberlas acosado, agredido o violado sexualmente.
Durante 3 décadas, Weinstein solía aprovecharse de su posición dominante en las productoras Miramax o The Weinstein Company para invitar a jóvenes actrices o modelos a una habitación de hotel u oficina con el pretexto de discutir de posibles papeles en nuevas películas, pero les exigía masajes o relaciones sexuales para darle un impulso a sus carreras, cabe anotar que las mujeres que se negaron desaparecieron del radar de las nuevas producciones.
Luego de que varios de los medios de comunicación más importantes en Estados Unidos dieran a conocer los hechos, Weinstein fue despedido de su propia compañía, aunque toda la industria conocía de sus prácticas desde hacía mucho tiempo, incluso antes de que salieran a la luz pública.
Gracias a las mujeres que se atrevieron a denunciar, en todo el mundo occidental, a través de redes sociales, se originó el movimiento ‘Me too’ -yo también- que permitió destapar a cientos de hombres poderosos, que se aprovecharon de su reconocimiento o influencia para agredir sexualmente.
Como el cine no es ajeno a su realidad, desde entonces se han estrenado varias películas que retratan casos emblemáticos, entre las más destacadas está El Escándalo, de 2019, una cinta dirigida por Jay Roach, que cuenta la historia real de Roger Ailes, fundador y presidente de Fox News, quien acosó sexualmente a más de 20 presentadoras y a decenas de empleados de la misma cadena.
Sin embargo, una película menos popular, más simple y que ofrece un punto de vista diferente sobre las agresiones sexuales es La Asistente, escrita, dirigida y editada por la australiana Kitty Green y protagonizada por Julia Garner.
Este metraje, de tan solo 87 minutos de duración, en 2019 cautivó en diferentes festivales alrededor del mundo, pero pasó casi desapercibido para el gran público, pues ni siquiera se estrenó en salas. Por fortuna, la película recientemente fue incluida en el catálogo de Amazon Prime Video, lo que permitirá que muchas personas se acerquen a ella y vean cómo la indiferencia ante un delito es igual de dañina al delito mismo.
La cinta se caracteriza por su tono mesurado, lento, contemplativo, de planos largos y encuadres fijos, con algunas tomas picadas y contrapicadas. La experiencia de la directora australiana como documentalista se nota en la puesta en escena y la estructura narrativa de la historia, ya que sigue todo lo que sucede en un día de trabajo de la protagonista, una joven recién graduada de la universidad, que aspira a ser productora de cine y que encontró la “oportunidad de su vida" convirtiéndose en la asistente de un magnate de la industria del entretenimiento, un personaje que jamás aparece en cuadro, pero que claramente se da a entender que se trata de Harvey Weinstein.
Ese empleo ideal es muy distante de lo que Jane alguna vez soñó. Debe llegar casi de madrugada, organizar la agenda, limpiar la oficina, preparar café, llevarles comida a sus compañeros, clasificar la correspondencia, contestar llamadas telefónicas, llevar razones y recibir a los clientes. Una rutina desgastante que se repite escena tras escena, pero que en lugar de ser aburrida lo que consigue es desvelar una situación compleja e injusta sobre el rol que debe cumplir para intentar escalar en la industria del cine.
Jane está a merced de su jefe, que la humilla constantemente y que la inmiscuye en una dinámica maquiavélica de exigirle que se disculpe por cada error que comete a través de correos electrónicos.
Según uno de los personajes secundarios, que comparte oficina con ella, su apariencia lánguida y sencilla no le atrae al productor, por lo que no corre peligro de caer en las fauces del depredador sexual. No obstante, en medio de ese trajín diario y comprender que las reuniones que tiene su jefe con jóvenes hermosas no son precisamente de trabajo, Jane trata de reportar el caso ante la oficina de talento humano, pero lo único que recibe es más humillación.
La Asistente es, entonces, una cinta compleja, comprometida con la causa y que no teme ahondar en las circunstancias que rodearon los casos de acoso sexual en la industria hollywoodense, que ocurrieron ante la mirada indiferente de muchos testigos que normalizaron conductas inapropiadas para no enfrentar las consecuencias de oponerse a los apetitos desenfrenados de los mandamases.
No se trata de una película fácil de ver. Algunos pensarán que es aburrida porque, en apariencia, no pasa nada, pero la realidad es que tiene muchas capas para escudriñar. El personaje principal carga con todo el peso dramático y la intérprete se roba cada escena con sutileza, con pequeñas señales transmite cómo ese mundo de ilusiones y expectativas que tenía con su carrera se desploma con el sobrepeso de la realidad.
La Asistente no se va por el camino fácil, por el contrario, al finalizar no habrá quedado solucionado nada, solo habrá terminado un día más de una rutina injusta e indolente.
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