Nadie que vaya a cine a ver una película de superhéroes va con la intención de encontrar grandes disertaciones filosóficas, tramas elaboradas, actuaciones memorables o villanos inolvidables. La trilogía de Batman, dirigida por Christopher Nolan, es una excepción a la regla, a tal punto que cuando DC quiso imitarla, sin la maestría del director londinense, aparecieron bodrios insufribles como Batman VS Superman o el Escuadrón Suicida. Ir a una sala de cine en pleno 2016, cuando se estrenan, en promedio, seis películas al año de personajes con superpoderes es ir a entretenerse, a pasar un buen rato en familia, a distraerse con los amigos. Esa situación la entendió Marvel desde 2008 cuando lanzó Iron Man, la cinta que dio origen a su universo cinematográfico, y es por ello que ocho años después sigue repitiendo la misma fórmula: un hombre común adquiere por error o casualidad cualidades extraordinarias, que le cambian la manera de enfrentar la vida, entonces aparece su contrap