Por Camila Caicedo Cuando me nombran a Steven Spielberg, mi mente va de inmediato al cartel de Jaws o Tiburón, película de 1974, que en los años 90 me hizo sentir terror por los tiburones blancos y el mar que aún no conocía. A pesar de su realismo y de su éxito, después de eso no he sido muy seguidora del director, convirtiéndose en una de esas leyendas taquilleras de las que no he visto muchos de sus clásicos. Sin embargo, cuando anunciaron The Fabelmans , su más reciente hito, y supe que tenía que ver con la pasión de su autor por hacer cine, tuve la necesidad de descubrirlo. Desde sus promocionales, The Fabelmans ha sido descrita como una película semi-autobiográfica, basada en la niñez y la familia de Spielberg, que por muchos años tuvo en mente, pero vio la luz en el 2022, a partir de un guion que co-escribió con Tony Kushner. En ella, Spielberg presenta la vida de Sammy, un joven que, desde niño, descubre el cine como una manera de crear, de vivir grandes hazañas y de trabajar