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La gracia de la desgracia

Muchos deseos son imposibles de contener, como si dentro de nuestro cuerpo calmado, de nuestras palabras serenas, y de nuestra actitud paciente, se albergara una persona distinta, que cuando quiere algo lo reclama, sin importar las circunstancias, consecuencias o la situación en la que se encuentre. Igualmente, dentro de cada uno, vive alguien que es capaz de reírse de las desgracias ajenas, de ver humor en la tragedia, en el peligro y en la vida complicada de quienes despiertan su sed de venganza, antes de abrir los ojos. Y al final, existe otro tipo de mente, que es quizá la más escasa, pues su dueño tiene la capacidad de unir esos elementos perversos, y crear un guión que conquiste las salas de cine, sin la necesidad de recurrir a finales felices o a historias de superación. Ese último individuo es Damián Szifron, el director argentino que de la mano de seis historias dramáticas, generó risas culpables y buenas críticas del público atraído por un título simple: Relat...

"Un buen guión es la semilla para una buena película"

¿Qué tan sencillo es cruzarse con un director de cine por la calle? Esta profesión parece un sueño de pocos, alcanzado por unos cuantos, y lejano a la realidad de quienes caminamos a diario por la rutinaria vida colombiana. Andrés Beltrán es uno de esos personajes, que se atrevió a decirle acción a su anhelo de estar detrás de cámaras, uniendo todos los elementos propicios para crear las historias que solo se ven bien en pantalla grande. Un caleño, que desde su primer encuentro con el séptimo arte, alimentó una pasión que lo ha llevado, a sus 28 años, por varios festivales de cine, como el de Cartagena, Bogotá, e incluso, el Corto Circuito de Nueva York. Un visionario que actualmente, está a pocos pasos de dar a conocer su primer largometraje, Malos Días, que se encuentra en posproducción, y que será el impulso para seguir inyectando dedicación a su decisión de ser cineasta. Cinema Redrum habló con él, acerca de su recorrido, de su inspiración y de la valiosa hazañ...

Robin Williams: Un reencuentro desafortunado con el héroe infantil

Dice el viejo adagio popular que todo muerto es bueno, quizás, porque en medio de la tristeza, familiares o amigos tratamos de magnificar los valores, talentos, alegrías o los recuerdos vividos al lado de aquel que debemos despedir para siempre. Pero cuando evitamos caer en las trampas de la nostalgia, y logramos recordar -dejando a un lado los sentimientos- podemos llegar a entender que, muchas veces, solo estamos tratando de revivir una pequeña alegría o manifestando inconscientemente un sentimiento de culpa por no haber compartido o valorado lo suficiente a esa persona. Aunque a veces, también llega el desencanto, los hechos concretos nos ayudan a bajar del pedestal a quien veíamos casi perfecto. Pues bien, eso justamente me pasó con Robin Williams, luego de volver a ver algunas de sus películas. Mi infancia -vivida en la década del 90'- recibió un golpe letal y siento que el hombre de sonrisa amplía y ojos vivaces solo era un espejismo, un personaje que rea...

Siempre falta una película por ver: La audacia de Philip Seymour Hoffman

Al mirarlo desde lejos, Philip Seymour Hoffman parecía el hombre perfecto para hacer comedia en Hollywood, esos tipos para los que la industria cinematográfica escribe papeles del mejor amigo del protagonista, que siempre fracasa en sus intentos románticos, y que termina siendo el más querido y recordado del filme. No obstante, el drama estuvo inmerso en la mayoría de sus interpretaciones, en las que mostró su versatilidad para cambiar de rostro, actitud, voz y motivación; ostentando una filmografía mucho más larga e interesante, que el corto historial que la mayoría conocemos. Por eso, decidí sentarme frente a un Philip Seymour Hoffman desconocido: frente a Wilson Joel, Caden Cotard y Scotty J., tres hombres que demostraron la capacidad artística de un actor que vivió, con calidad, más de 50 vidas en pantalla. Con amor, Liza (2002) Director: Todd Louiso           “La esposa de Wilson Joel comete suicidio sin un ...

El drama de la risa

Una carrera brillante, compuesta por papeles dramáticos y cómicos que convencieron al público; un premio Oscar con cuatro nominaciones, y una muerte trágica son los rasgos en común que tienen dos actores que, de manera inesperada, dejaron las pantallas y el mundo, para convertirse en un ejemplo de la crueldad del éxito: Philip Seymour Hoffman y Robin Williams. El primero, que falleció el pasado 2 de febrero, vivió el momento cumbre de su carrera en el 2005, cuando interpretó de manera magistral al escritor Truman Capote, en la cinta Capote, del director Bennett Miller. Allí demostró su capacidad, cambiando el tono grave de su voz por la delicada forma de hablar de su personaje, y su contextura gruesa por la de un hombre mucho más fino; pulió cada una de sus actitudes para convertirse en la representación más fiel del escritor analítico y afeminado, que lo llevó a dar las gracias en la ceremonia de los Premios de la Academia, de 2006. También, tuvo a su cargo roles ...

Cicatrices compartidas II: Brad Pitt

A pesar de que Brad Pitt tiene casi el doble de la edad que Heath Ledger tenía cuando interpretó al Joker de ‘Batman, el caballero de la noche’, el actor norteamericano sería una excelente alternativa para encarnar al villano, en una hipotética cuarta parte de la saga dirigida por Christopher Nolan. Detalles tan simples como la forma del rostro ya le darían una ventaja competitiva frente a cualquier otro que intente maquillarse como el payaso, ponerse el traje morado de chaleco verde y salir a hacer arder el mundo. Brad, en personajes como el de Jeffrey Goines de la magnífica 12 Monos, ha demostrado que puede encarnar el delirio, que puede reflejar la demencia en sus ojos y desarrollar cualquier tic nervioso, como refregarse la lengua en los labios ocasionalmente y así generar repudio. Además, ¿qué amante del buen cine puede obviar la tremenda interpretación del teniente Aldo Raine, líder de los Bastardos sin Gloria de Tarantino? Con ese trabajo Pitt evidenció que, para repres...

Cicatrices compartidas I: Javier Bardem

Ponerle un nuevo rostro a un ícono pareciera el desafío más grande de un cineasta. Cambiar la idea sobre un personaje, la imagen mental de un nombre y crearle una mirada diferente a un mismo vestido, dándole una personalidad definida, pero similar a la que se supone es suya, convirtiéndolo en un ente más radical, cercano a la muerte y a su disfrute. Javier Bardem, el actor español ganador de un Oscar a Mejor Actor de Reparto, ya se ha acercado a esa muerte, la ha gozado y reclamado. La ha tenido tan cerca como la brisa que mueve las hojas o como el oxígeno comprimido que atraviesa una frente. Ha cambiado de rostro y peinado, sin temor a transformarse en un villano despiadado, en el rival del agente secreto más famoso del mundo y en un hombre que atrae el caos a su paso sin ningún remordimiento. Le ha dado vida al cerebro que desea dejar de pensar, que solo razona sobre la libertad y el trauma de caer en la superficie adentrándose en la profundidad de los problemas e...