En el último intento, Jack se dio cuenta que, si se acomodaban bien, Rose y él podrían flotar en el Atlántico Norte, tras el naufragio del Titanic. Años de un matrimonio tranquilo, pero igual a todos los demás, los tenía inmersos en un deseo desesperado por superarse, de alcanzar sus aspiraciones profesionales y ser tan irreverentes como cada uno creía que lo era. Sin embargo, parecía que el mundo no daba la talla para su perfección. Ella, April, una aspirante a actriz convencida de su talento perdía la fe siempre que el telón se cerraba ante sus ojos, descubriendo que ese grupo de amateur no le permitían sacar lo mejor de sí. Él, Frank, deslumbraba al abrir la boca, al hablar de sus anhelos de juventud, pero su rutinario trabajo lo tenía encerrado en cuatro paredes, contestando teléfonos y siempre mirando hacia un mismo horizonte. Era como si todos los sueños que parecían cercanos se hubieran hundido, esfumado de sus vidas, al adquirir responsabilidades más gran...