Por @kalosw Los Ángeles, California, década del 90. Es casi la medianoche, en una autopista desolada, una joven conductora se da cuenta de que algo no anda bien. La están siguiendo. Detiene su vehículo al lado de un motel ubicado al costado de la vía para pedir ayuda… grave error, todo está cerrado, no hay nadie que la pueda socorrer. Se esconde entre la hierba que rodea la parte trasera de la casa, casi no puede respirar, está tiritando, gritar es innecesario, quizás no hay nadie en varios kilómetros a la redonda. Trata de mirar a la carretera para comprobar si pudo evadir a su perseguidor, y no lo logró. Un camión se ha detenido junto a su auto y, desde su escondite, la joven observa que el conductor es un sujeto delgado, de botas negras, pero no le alcanza a ver el rostro. El tipo desciende del vehículo, con parsimonia, como midiendo cada paso. Se dirige hacia ella, es como un depredador que acaba de percibir el miedo de su presa y está a punto de devorarla… no hay manera de escapar...